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Archive for November, 2022

Mi amor búho

A tu lado soy un ave
me nacen hojas nuevas
retoños de nubes musgosas
Por eso te tengo un amor pájaro
un amor búho
un amor lechuza
un amor tecolote
un amor rapaz ennoblecido
porque es la única forma que sé
la única forma que conozco de amar
Te acurruco con mi amor buho
bajo mi ala te tomo
te doy calor
te limpio las plumas y los miedos con mi pico
convertido en estrella por cantar tu nombre

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En un punto lejano, más allá de las estrellas, el haz de tu mirada me abduce la consciencia, y percibo tu esencia de luz como un pozo grande que bebe negritud virgen, y a el me arrojo, seguro de saber que del otro lado, cruzando ese sol que me espera como un foso sin fondo está tu sonrisa de la que nacen nuevos planetas, y allí nos hacemos uno, el mismo, animal de dos espaldas, inmortal, hasta el fin de este ciclo… y ¡desaparecemos!… así pasó…

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Aquí sentado frente al mar de mis nostalgias

espero que el tiempo moje mis pies descalzos.

El horizonte es una línea que allá se yergue

con su felicidad inalcanzable de ya no más.

Las notas de la muerteviva caen del sol

brumoso y roto, y en su reflejo crean miles de hilos

que conectan el mar y el cielo en una melodía,

red atrapasueños de nuestros yoes urdida

con la flama de la memoria.

Eso es la melancolía, me digo,

y es Pablo Milanés quien lo repite

sonriendo su intermitente tristeza y alegría.

Los labios de la marea besan mis tobillos,

e igual que las olas de mis nostalgias me crecen

retoños de mis viejos tiempos.

La tarde avanza mientras recuesto mi tristeza escuchando

llenarse el breve espacio en que ya no estás…

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Guarecemos nuestros besos en la boca del lobo.

Un sol eléctrico proyecta la obscuridad que te baña.

Mi sombra ilumina la mitad de tu cara lunar;

es un cuarto menguante que la luz daña.

Sonríes bajo la luz de mi mirada,

y solo puedo pensar en tus dientes escondidos en tu boca iluminada.

Me pronuncias y en un suspiro me creas.

Siento en la piel del mundo mi escozor.

El eterno resplandor del instante que se apaga.

Somos una joya que se extingue en la memoria.

Todo pasa igual que lo soñé un día y así acabará, lo sé:

Tú y yo desapareciendo para siempre entre el vaho del tiempo.

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Investigación

Mojo el agua

la seco

la humedezco de nuevo

la abro en canal

la deshidrato

la beso

Cerceno sus átomos

En un segundo la desuello

porque sí

porque puedo

porque solo así

puedo entender cuánto te quiero

Pero para saber cuánto te amo

la cuelgo de tu pecho.

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La máquina del tiempo

He encontrado una máquina del tiempo

cada que entro en ella recupero años

y limpio mis anhelos

me da vida renovada.

Me renueva las alas y las escamas

y los amaneceres y las mañanas.

La encontré de casualidad, lo sé,

un día de marzo de hace muchas vidas.

Esperaba mi nave cruzar la aurora

cuando a mi lado se sentó ella

infinita de labios inmaculados

de pelo de serpientes, Gorgona.

Es una parada obligatoria ésta en la que estamos,

dijo, y entonces un segundo miradas intercambiamos.

¿Has sentido padre mío alguna vez la mirada del trueno?

No te lo deseo, ni a ti ni a nadie, porque de saberlo

sabrás que tu esencia cambiará por completo,

como un alma bajando de nuestros cielos

hasta este plano que, todos los sabemos, es el infierno,

y entonces cambiarás para siempre, tú y tu estirpe,

arrastrada por esos ojos y esa boca que todo lo nombra;

que de su movimiento pendular cuelgan todos los sueños,

los de este hombre que ahora te habla,

y los de toda la humanidad;

que sin esa mirada transformadora

nada queda en el alma de esta ni de ninguna otra especie.

Enterate, que sin el tacto de esa piel,

en desierto se convertirá mi ser.

Pero tengo la satisfacción de saber

que de no haber sido por ella

nada en este planeta habría valido la pena

ni la luna en cuarto menguante, ni el placer

que me obnubila, ni la materia que me drena

en cada amanecer.

¿Es una máquina del tiempo el amor?

¿Es una máquina del tiempo la piel?

Es una máquina del tiempo sí, tu Ser,

que no es el mismo desde que amalgamamos,

juntos, todo, todo; no antes, no después.

Es una maquina del tiempo todo verbo conjugado

en “nosotros”, y así siempre ha de ser.

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Yss dos veces 25

Anda baila que baila la niña,

alada anda por los cielos,

germinando dichosa semilla

de nubes,

con sus movimientos cósmicos,

de ondas verdes, azules.

Urde sueños con las puntas,

con los brazos, las sonrisas,

entramados en el cuerpo de flama,

al infinito celeste apunta.

Es una llama,

es un escorpión

que las miradas atenaza.

Y Siente Sonrisas

Y Sabe Sonreír

Y es del viento su hija

y es de la dicha su porvenir.

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Yo. Casi medio siglo de vida.

Me han dicho que moriré ayer. No entiendo, si ayer ya fue, será mañana. No, me dicen ellos, seguros, será ayer cuando mueras. No idiotas, quizás hoy. No, será ayer. No hay duda. Su certeza me contagia.

Nada

No siento nada, ni tristeza, ni coraje, ni melancolía.

Nada.

Una grieta forma una línea larguísima que nace de mí y se alarga allá, lejos, pero alcanzo a ver el extremo.

Corro y avanzo

Trémulos mis ojos rojos, sangrientos, temporalmente, enfermos. Las voces me despiden y ríen a carcajadas pues no avanzo sino que retrocedo.

Ya entendí, sí, moriré ayer.

Feliz de saberme quien fui, regresaré a mi destino cigoto.

Me abrazo con extremidades como trompas paquidermas. Soy un taco de carne corrugada.

Un extremo me succiona la humanidad por la mollera. Mi inocencia despierta de su letargo.

El reloj marca las 6:00 horas.

Ya es tiempo, el mío.

Como puedo salto a la vagina de tierra que se abre para masticarme, gentil, y me pierdo en sus profundidades…

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Árbol de verbo

Nada más ignoto ni más luminoso que el verbo

de largas ramas tantricas y ojos olvidados

de hojas sangrientas y besos rotos parvulados

la noche de mi consciencia, corazón de ciervo.

Verde, musgoso, de savia incesante, áureo tronco.

Raíces atadas a la rueca de la consciencia

arando la noche de los más negros pensares.

El follaje de verbos escalando los mares,

siempre hacia marea dentro, por siempre marea infierno,

peces de colores, insospechados sus huesos.

El verbo sigue siendo en la vida lo que fue:

un ave con las alas de lumbre que aúlla a la noche

de aquellas fojas yertas, huérfanas de palabras,

sembrando de llamaradas la tierra del tiempo,

en donde todo vive ocurre y todo se muere

en un instante laberinto de terciopelo.

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La última vez que soñé a Lulú, me dijo que ella estaba bien, “cómo siempre hijo, muerta”, pero la desmentí. No es así mamá, sigues viva porque no hay día en que no te traiga del Mictlán, prendida siempre del lóbulo de mi mente, y me repeló, tal cual es hasta en mis sueños: “No sé qué chingados sea ese Mictlán Miguelito, pero no importa, lo que me interesa es saber una cosa: si se cumplió lo que te decía antes de morir?”
Sí má, me sigues doliendo pero ahora me dueles diferente. Me tomó entre sus patas, limpió mis antenas, mi exoesqueleto, me besó como las mamás escarabajos besan a sus crías coleópteros, y se esfumó… Así pasó.
#diademuertosmexico

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